Para Orvalle es un honor comprobar cómo nuestras antiguas alumnas (AA) triunfan en los distintos ámbitos de la vida dejando huella en la sociedad y ver que, años después, mantienen el contacto y el afecto por su Colegio. A continuación podéis leer testimonios que nos envían AA de Orvalle.
“Estudié en el colegio Orvalle y guardo muchos y muy buenos recuerdos de mi paso por él…
Además de la formación religiosa y en valores que recibí y por la que estoy profundamente agradecida, la gran profesionalidad del personal docente y el alto nivel académico que allí se exige, me prepararon de manera sólida para hacer frente al duro y exigente mercado laboral. En el colegio Orvalle hice muy buenas amigas que aún conservo y de las que me siento muy orgullosa.
La inquietud y sensibilidad por ayudar a los más desfavorecidos y por tomar parte activa en la resolución de los problemas de la sociedad que allí se inculca, me llevaron a colaborar activamente con la asociación ANAA, entidad sin ánimo de lucro que se fundó en Madrid en 1992, como respuesta al elevado número de animales que son abandonados y maltratados en nuestro país, para darles una salida más humana y efectiva como la adopción. En la actualidad soy Socia de Honor de dicha asociación.
De igual forma, y consciente de la necesidad de educar desde un principio a las personas en valores humanos,solidarios, y medioambientales y para fomentar la tolerancia y el respeto entre los seres humanos y hacia la naturaleza, un grupo de amigas y yo fundamos la empresa Igüi, empresa que en la actualidad Presido y que nació para crear productos de calidad, con imágenes de bellos diseños que transmitan mensajes de respeto hacia nuestro entorno, uniendo función y educación. Sus personajes mantienen una relación positiva, atenta y alegre con la tierra y sus habitantes. La admiran y disfrutan de ella. Igüi significa “Tierra” en lengua guaraní, y su nacimiento en 2008 coincide con el Año Internacional del Planeta Tierra. Asimismo Igüi se crea con vocación de colaborar con distintas ONGs a las que dona parte de sus beneficios, para contribuir a sus acciones en defensa de los niños, los animales y la naturaleza.
Además de todo ello, soy consejera de FCC y de Cementos Portland.
Con mi eterna gratitud y con el deseo de devolveros un poco de lo mucho que me habéis dado, se despide con un fuerte abrazo”.
María Torrego
“CASI TODA MI VIDA EN ESTE COLE.. GRACIAS ORVALLE! Empecé en el cole en 6º de EGB y me quedé hasta COU. Terminé y volé. Pero cuando tuve que elegir colegio para MIS HIJOS, no lo dudé. Y no porque lo tenga más o menos cerca de casa, que es un criterio de
relativa importancia para mí, sino porque quería que mis hijos recibieran en el cole la formación humana que tuve la suerte de recibir yo.
Hace tres años, cosas de la vida, decidí estudiar Magisterio. Mis prácticas del último curso, cómo no, las he hecho en Orvalle. Y ya ha sido lo que me faltaba! Si el recuerdo que tengo del cole como estudiante era muy bueno (y eso que yo como estudiante fui complicadita porque era muy rebelde!), como madre del colegio mejoró.
Desde la sala de profesoras, todavía siento más admiración por el cole de mi vida. Para mí ha sido increíble comprobar tan de cerca la ENTREGA y la capacidad de DARSE que hay en este colegio. Da gusto ver cómo las profesoras tratan a las alumnas con el cariño y el respeto con que lo hacen. Me encanta la relación que las alumnas tienen con sus profesoras y preceptoras: se nota que hay mucho cariño
y CONFIANZA detrás.
Y es que, la enseñanza no es posible llevarla a cabo sin AMOR. Como antigua alumna, madre del cole y ahora profesora (estoy haciendo una sustitución) doy fe de la entrega y la dedicación que en Orvalle hay a las niñas. Con cariño, personalizando con cada una.. pero con firmeza, eficacia y educando en la fortaleza. Cada alumna es un reto.
Siempre lo digo: Orvalle es mucho más que un colegio. Es la segunda familia de cada una de las alumnas. Y ahora sé que por eso, es tan profunda y valiosa la formación que se recibe aquí. Sólo puedo estar MUY AGRADECIDA a Orvalle.”
Lucía Gutiérrez Martín
“Orvalle forma parte de mi vida. En los once años que fui alumna, me llené de conocimientos y experiencias fantásticas y salí del colegio con amigas para toda la vida. Hoy como madre del colegio sigo aprovechando los medios de formación de Orvalle para saber cómo educar a mis hijos en valores y para afrontar correctamente algunas decisiones en mi trabajo profesional. Estoy muy agradecida al colegio”
Leticia Alcaraz Fernández
Hace ya más de 20 años que salí de Orvalle…y lo recuerdo casi como si fuera ayer.
¿Y eso a qué se debe? Pues simplemente a que el Cole supo transmitirnos dos valores importantísimos: el cariño a la Institución, a las profesoras, a todo el personal del colegio y por supuesto a todas nuestras compañeras; y sin lugar a dudas, el sentimiento de que formamos parte de una familia “la familia Orvalle”.
Ese cariño y amistad que se nota cuando quedamos a cenar con mis amigas de promoción, con Bea, Noemí, Ana , Diana , Arancha …y seguimos riéndonos una y otra vez de las travesuras, de los partes negativos, de con quién jugábamos en el recreo, de porqué fulanita no nos invitó a su cumple, de si el A era mejor que el B…que si tantas historias…que muchas veces nos contamos las mismas anécdotas pero, lo recordamos todo con tanto cariño y alegría, que nos parece que fue ayer mismo.
Ya hace unos añitos que salí del cole y actualmente soy directora financiera de una empresa de cosmética francesa, L’ Occitane . Fue en Orvalle donde aprendí que la constancia, el esfuerzo, el trabajo bien hecho, siempre que esté realizado con alegría y ofrecimiento a Dios, nos guía para poder desarrollar nuestra actividad profesional cualquiera que sea y nos enseña también a intentar “conciliar” nuestra vida personal y profesional.
Desde estas líneas os animo a vivir con intensidad vuestra “vida orvallina” que formará parte de vuestra vida para siempre; suena poético pero es cierto. Un fuerte abrazo
Mª Elena López de Ceballos
Soy Oncóloga en el Hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres.
¡Qué rápido pasan los años! ¡Ya Orvalle tiene más de 35 años! Cuando yo llegué a Orvalle, en 1983, el colegio tenía sólo 5 años. Y mis amigas contaban tantas cosas de la historia inicial que siempre me daba pena no haberlo vivido todo desde el principio….
Ser antigua alumna de Orvalle te marca. Es una gran familia. Siempre daré gracias por Orvalle: a Dios, a mis padres por haber hecho el esfuerzo de llevarme allí, a las profesoras y capellanes, a las personas que hacían posibles las becas de alumnas, de las que pude beneficiarme varios años….
Estuve 8 años en Orvalle. Y puedo decir que ha influido muy positivamente en mi vida personal, en mi carrera profesional, en tantas cosas. Cómo no hablar del concepto de amistad que se nos inculcó…: cómo un amigo lo es “a muerte”. Lo importante que es cuidar a tus amigos, pase lo que pase en la vida (y pasan tantas cosas…).
Algo vital en mi vida son mis amigas de Orvalle: siguen siendo las mejores y más cercanas, aunque pasen los años y a veces pasemos tiempo sin vernos. Hace poco las de mi promoción celebramos nuestros 40 años en un encuentro en Oropesa, a mitad de camino entre Madrid y Cáceres, ciudad donde vivo. ¡Qué día tan grande! ¡Qué bien lo pasamos recordando “aquellos maravillosos años”!
Trabajo desde hace varios años como oncóloga en el Hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres. ¡Qué difícil hubiera sido llegar a donde estoy ahora sin el espíritu de trabajo que se nos inculcó en el colegio: la cultura del esfuerzo, tan necesaria ahora…Mi trabajo se desarrolla entre la asistencia al paciente oncológico y la investigación para mejorar los tratamientos contra el cáncer.
Y, dentro de mi trabajo como médico, qué fuerte está marcada la idea del profundo respeto a la persona, sobre todo a las más necesitadas; el respeto a la vida, tenga las condiciones que tenga, sea productiva o no, sana o enferma…El “sí a la vida” queda imborrable en los valores de una antigua de Orvalle: como una idea innegociable y como una batalla a librar allí donde no se respete de manera exquisita.
A las alumnas de Orvalle, actuales y futuras, les diría que aprovechen mucho todo lo que reciban en el colegio; que sean fuertes e intenten entender que lo que se les exige es siempre por su bien; que se diviertan y valoren las amistades que hagan en el colegio; que se den cuenta de que son unas privilegiadas y que tienen que sacar partido de todo lo que reciban; que la sociedad del mañana la construirán ellas con las herramientas que allí se les da.
Ximena Bartolomé Tocino
“Soy Diplomático, casada con dos hijos, destinada en Bruselas. Mi primer puesto fue en 2007 en Guinea Bissau (África) para abrir la Embajada de España. Mi segundo puesto es Bruselas.
Fui alumna de Orvalle desde los 13 años hasta COU con 18 años. Y la verdad que el sello que deja orvalle en cada una de nosotras lo sigo notando hoy. De muchas maneras.
Personalmente por los recuerdos y enseñanzas, porque fue donde pasé mi infancia-adolescencia. Donde empecé a descubrir lo importante del compañerismo, de buscar la parte positiva a todo lo que hacemos cada día. Porque encontré a mis mejores amigas de hoy, con las que desde entonces mantengo un contacto casi diario. Porque fue donde decidí mi futuro profesional, pasé de empeñarme en hacer medicina a ver que mi vocación era ser Diplomático. (Esther, qué razón tenías cuando me repetías “Ximena, tú no sirves para ciencias” pero yo no te quería hacer ni caso jajaja).
Cuánto nos conocen las profesoras, con qué cariño se interesan por nosotras, por nuestro presente para que vayamos construyendo nuestra riqueza interior y sobre todo por nuestro futuro personal y profesional, para ir bien preparadas para ser luchadoras y competentes como profesionales, madres de familia y amas de nuestra casa. Cuánta “sangre, sudor y lágrimas” preparando la selectividad y qué agradecida estoy a Orvalle por enseñarme que con el esfuerzo te puedes comer el mundo hasta donde quieras.
Qué sentido de familia tan bonito, que aún hoy sigo sintiendo. Qué bonita tarjeta de visita “a qué colegio has ido? A Orvalle” y se me llena la boca de orgullo. Cuántos recuerdos bonitos, entrañables, divertidos. Orvalle me ha enseñado y ayudado a ser feliz, a forjar mi personalidad, a coger muchos hábitos que aún hoy intento mantener, como esforzarme por dar lo máximo de mi misma, a materializar la religión en mi vida diaria, a tener como bandera el compañerismo que Orvalle me enseñó, que significa adelantarte a ayudar a los demás sin que te lo pidan, a estar pendiente de los demás, a ponerte en su piel para entender qué les pasa y ayudarles. Cuántas enseñanzas, cuánta riqueza me ha dado Orvalle.
GRACIAS por haber hecho de mi lo que soy hoy.”
Reyes Casanueva del Castillo
Salí del colegio en el 98; (No recuerdo bien, pero creo que eso significa que mi promoción es la 16). Mi padre, Cándido Casanueva, fue uno de los primeros promotores de la fundación del colegio. Él se encargó de entrevistar y seleccionar a las primeras profesoras.
Cuando el colegio tenía apenas dos años de andadura y yo dos y medio, fui matriculada en Orvalle. Como hija única que soy, mis padres pensaron que me vendría fenomenal empezar a convivir cuanto antes con otras niñas y niños de mi edad para que aprendiera a compartir. Y así fue como entré en Orvalle antes de lo establecido, por lo que tuve incluso que repetir el primer año, para igualarme en edad con mis compañeras.
Mi madre, Ana del Castillo, siempre cuenta que desde el primer día iba encantada y felizmente le decía adiós todas las mañanas, mientras que ella LLORABA! Durante muchos años mi madre se encargó de la plancha de las cosas del Oratorio y vestiduras de los sacerdotes, dirigida por la famosa Julita! Eso me hacía sentirme alguien importantísima y me encantaba ir a visitarla al cuarto de la plancha!
Desde hace 4 años vivo en El Salvador, Centro América, con mi marido e hijos, dos de los cuales nacieron aquí! Acabo de empezar a trabajar en “el Orvalle salvadoreño”, que se llama “La Floresta”, de profesora de religión. Aprendiendo y muy contenta!
Ser de Orvalle ha repercutido siempre en mi vida durante y después de la etapa escolar. A la hora de elegir amigas, novios…; al estudiar, en la toma de decisiones en la vida familiar, respecto a los hijos, etc. y claro está, en mi trato con Dios, que enmarca todas las situaciones de la vida.
¿Recuerdos que guardo de Orvalle?
Recuerdo perfectamente el día de mi Primera Comunión.
A mis preceptoras: Lourdes (“la pelirroja” así le llamaba yo), y Mª Ángeles García del Río.
A Mercedes García de la Noceda, que siempre me llamó “La princesita Encantada” hasta cuando estaba en BUP! y cómo me gustaba!
Recuerdo la seriedad de Esther en las clases de química y física, pero yo sé que por dentro ella se reía!
Los buenos consejos de Ana Ortiz. En concreto dos que me dijo a mí personalmente: “Cuesta más pensarlo que hacerlo así que, ponte a ello!” y ” No llores por lo que no vale la pena llorar”. Sigo aplicándolos conmigo misma y con mis hijos.
También tengo siempre presente algo que nos dijo nuestra querida Trini cuando estábamos a punto de acabar COU: “Tened vuestros principios muy firmes pero la mente abierta!” También a la la primera Directora, Isabel.
Recuerdo como si fuera ayer del momento en que Mariola Fornés me escogió para pertenecer al Equipo de Gimnasia Deportiva del colegio! Yo hacía saltos en el minitramp como una locatis! Con la gimnasia deportiva pasábamos ratos maravillosos de esfuerzo y logros, especialmente recuerdo muy emocionante la esperada exhibición de la fiesta de Fin de curso cada año!!
También recuerdo con cariño el orgullo que sentía de formar parte del Coro de Orvalle, con Inmaculada Villalobos como directora. Con el Coro a parte de aprender disciplina, también disfrutábamos muchísimo en el concurso de villancicos en Navidad; y en un certamen de la Comunidad de Madrid quedamos ganadoras!!!!
Cómo no, viene también a mi memoria el “Súper Equipo de Baloncesto” con Loli Belart a la cabeza, con la que nos reíamos tanto…Ella nos animaba y dirigía en nuestras competiciones locales contra equipos de Las Rozas, Pozuelo y Majadahonda, y siempre acudía a la cita todos los sábados en el polideportivo de turno.. Qué buenos momentos de amigas y risas! Incluso nos llevó a Valencia a una competición nacional en la que de nuevo fuimos campeonas!!
Por último: sigo usando la jaculatoria: “Santa María, prepáranos un camino seguro”
Carmenchu Pavía Cervera
Conseguí una beca española que me ayudo a pagar mis estudios universitarios en Sydney donde estudie Bioquímica y Nutrición. Acabe la carrera y empecé a trabajar. Mi primer trabajo lo realicé como investigadora en la clínica de alergias en Prince of Wales Hospital. Después en Nestlé como Quality Assurance Coordinator por un año y medio. Desde entonces he estado en Kenvale College, escuela de Hostelería y Eventos en diversas ocupaciones. Actualmente soy la directora académica de esta escuela.
Estudiar en Orvalle, ha repercutido en tu modo de vivir, de trabajar etc. ¿De qué modo?
En mi modo de trabajar, definitivamente. En Orvalle me enseñasteis a no tirar la toalla. Al principio hacerse con un país, una cultura, un idioma no es fácil pero a base de tratar, uno se hace a todo. Pero a base de tiempo y empeño aquí estamos después de 16 años y muy contenta!
Recuerdo con cariño a mis profesoras que me afectaron mucho en lo que soy ahora: a Marta Bodes, que supo encauzar mis deseos adolescentes por muy buen camino, a Esther que con paciencia me enseñó a querer a la Física (y que cuando llegué aquí tenía un nivel mucho más alto que mis compañeras), A Juli, que me enseñó que la disciplina tiene sonrisa, a Marina que con corazón de madre y de profesora nos llevaba siempre para arriba, a Don Salvador que: Qué bien me conocía!!! Daba en el clavo! Y a todas esas horas de trabajo que cada una puso para formarnos! Gracias Orvalle!
¿Sigues manteniendo contacto con alguna compañera?
Si a través de Facebook (tenemos un grupo de clase) y cada vez que vuelvo a España.
¿Qué dirías hoy a todas esas alumnas que se sientan en las mismas aulas donde estuviste hace años?
Que lo aprovechéis , pasároslo muy bien: que las amistades, los valores y los recuerdos que forjéis en Orvalle os acompañaran toda la vida.
Que confíes en las profesoras y las tutoras, que ellas solo quieren lo mejor para vosotras: que si tú y yo después de haber recibido tanto somos capaces de mejorar el entorno en el que vivimos todo merece la pena! Un beso.
María Moncada
Nos cuenta su impresión al ver un vídeo de Orvalle:
“No pensé que fuera a emocionarme al ver este video.
Y no ha sido por verme en él o porque conozca a las que salen, sino porque todo lo que estas niñas viven cada día, lo he vivido yo también, y me ha hecho recordar cientos y cientos de momentos como estos.
Hay gente que no está orgullosa del colegio al que fue, y que nunca llevaría a sus hijos ahí. Yo en cambio doy gracias a mis padres por haber hecho la mejor inversión que han podido hacer en mí.
De aquí salieron mis mejores amigas, los valores que he aprendido, mi relación con Dios, mis pequeñas travesuras, grandes disgustos por examenes o notas, y grandes alegrías cuando te reconocían un buen trabajo.
Siempre mucha exigencia con el comportamiento y los dichosos partes, pero solo era una manera de enseñarnos cómo enfrentarnos a conflictos que tendriamos el día de mañana.
Tonterías como levantar la mano, llamar de usted a un adulto, dejar pasar antes de entrar, o sentir respeto cada vez que veas un Sagrario, creo que nos diferencia de muchas chicas que no estudiaron aquí.
En estos momentos de “crisis” en los que muchas de nosotras no tenemos una estabilidad profesional, no deberíamos hundirnos porque creamos que no valemos. Valemos y mucho. Que el país o las empresas no te reconozcan como una crack frente a cualquier puesto de trabajo, no te convierte en una inútil. Es más, te convierte en una superviviente por seguir sonriendo cada mañana.
Porque en el colegio nos enseñaron que frente a una caída, si te esfuerzas, luego te aplauden y te escriben en el LIBRO DE ORO. Que si estudias, apruebas, que si te portas bien, te dejan PASAR LAS LISTAS y saltarte una mañana entera.
Un día como hoy he visto este vídeo, y me ha entrado esta vena sensible que tenemos las mujeres, y que también levanta pasiones frente a mucha gente.
Hay chicas orvallinas que relucen en su trabajo por sus valores, por su sonrisa por las mañanas, por su actitud positiva frente a problemas, por su aguante y entusiasmo ante cosas inexplicables, y que sólo son posibles porque se han apoyado en EL MISTER.
Chicas, estamos hechas de otra pasta. Y es gracias a TODAS LAS PROFESORAS. Las mandonas, las regañonas, las bordes, las alegres, las buenas, las colegas, las preceptoras, y los sacerdotes. Los unicos chicos del cole y que los hacían mas especiales. Nos hablaban con un cariño especial, como si hubieran hecho un master en controlar feminas de todas las edades (qué cosa mas complicadisima).
Aquí fui niña, fui repipi, fui adolescente, fui niñata, fui un poco mayor, fui responsable (y alocada), y fui Antiguas Alumnas Orvalle.