La promoción XXXVII ha dejado una huella en cada una de las personas que formamos Orvalle
En estos últimos 18 años el mundo se ha vuelto más complejo, se ha sufrido una de las crisis económicas más fuertes de la historia y hemos vivido una de las mayores transformación tecnológicas. Estos son los años que han vivido las alumnas de Orvalle que el pasado 5 de abril celebraron su acto de graduación. Ha sido el cierre de una etapa en la que sus padres apostaron por este Colegio para ayudarles en el reto más apasionante de sus vidas.
Ha sido una ocasión muy emotiva que, a las profesoras, familiares y amigos nos ha permitido confirmar, una vez más, la belleza que desprende una persona que ha crecido en la sabiduría de la inteligencia y del corazón; la belleza de una mujer que está preparada para el comienzo de su vida adulta. Son muchas las personas que, a lo largo de estos años, han buscado para ellas el "bien". Un "bien" que no es cualquier cosa porque no se trataba simplemente de cubrir sus necesidades básicas. Buscar el bien de una persona -de una hija, de una alumna, de una amiga- son palabras mayores. La promoción XXXVII ha dejado una huella en cada una de las personas que formamos parte de este Colegio.
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Para esta misión y privilegio que tenemos de buscar el bien de cada persona, hemos estado unidos familia y Colegio, trabajando en equipo. En estos años, padres y profesoras hemos podido compartir conversaciones, reuniones de padres, fiestas, quizá también en alguna ocasión algún mal rato -porque educar en libertad no esa tarea fácil- y, siempre, el deseo de verlas crecer y madurar como mujeres íntegras. Hoy podemos ver que el ejemplo y la entrega de padres y profesoras ha dado fruto y nos sentimos muy orgullosos de ellas.
Durante la ceremonia cada una de las preceptoras impuso la beca a las graduandas y, posteriormente, se hizo entrega del banderín de Orvalle a las familias que terminan su etapa como padres del Colegio, agradeciéndoles su confianza, generosidad e implicación a lo largo de estos años.
Le damos la enhorabuena a cada una de las alumnas de 2º de Bachillerato, porque el prestigio de Orvalle está en cada una de ellas. Como no sabemos, ni queremos decir adiós, les damos ahora la bienvenida como antiguas alumnas del Colegio. Orvalle siempre será su casa.