Un viaje apasionante: El mundo de los idiomas
Alguien me dijo una vez que los idiomas abren muchas puertas. Cuánta razón tenía. De hecho, no sólo eso, sino que el aprendizaje de un idioma te lanza al mundo, permitiéndote cruzar fronteras para ser capaz de comunicarte con seguridad allí donde estés.
Desde que nací, los dos idiomas que me rodearon fueron español y francés, y pocos años después empecé con inglés. Es indudable la riqueza que me facilitaron mis padres. Sin saberlo, estaban facilitándome algo que acabó siendo mi mayor ilusión, porque no había terminado mis estudios en el colegio y ya veía que mi vocación era justamente ayudar a los demás a aprender lo que a mí me habían dado: idiomas.
Como profesora de inglés y francés, veo clarísimo que cada curso escolar me embarco en un apasionante reto en el que lo más importante es que mis alumnas adquieran conocimientos del idioma y habilidades lingüísticas para ser capaces de aplicar todo lo aprendido en diferentes situaciones comunicativas. La ilusión que tienen por aprender es enorme. En el caso de francés, su segunda lengua extranjera, el reto es mayor, puesto que llevan menos tiempo con este idioma y en el currículo disponemos de dos sesiones por semana. Esto hace que el aprovechamiento de las clases sea intenso y muy valioso. Y precisamente por eso, cuando comprueban ellas mismas que el aprendizaje es productivo, todo adquiere sentido y las alumnas crecen en motivación.
Además de ir incorporando aspectos de gramática y vocabulario, en clase se enfrentan a situaciones que deben resolver manejando todas las herramientas lingüísticas que poseen. De este modo, la clase se convierte en una calle parisina cercana a la catedral Notre Dame en la que deben preguntar a alguien que les indique qué autobús pueden coger o cómo acceder a la boca de metro más cercana. Así, aprenden desde pequeñas a resolver situaciones en un idioma que no es el suyo. En otras ocasiones, el aula es un restaurante o un aeropuerto, o un centro comercial. Las vemos aprendiendo a hacer una llamada, anotar un mensaje, comprar un billete de tren, escuchar en la estación el andén al que deben acudir y otras muchas situaciones. En definitiva, se trata de poner a las alumnas ante un reto que deben resolver ellas mismas y en un idioma que no es el suyo.
El entusiasmo que ponen en la preparación de estos jeux de rôle y la ilusión que sienten cuando comprueban sus aciertos en los ejercicios de comprensión y expresión oral es lo que garantiza el éxito. Sin darse cuenta, este nuevo idioma les está ayudando a hacerse más fuertes y seguras en sí mismas. Las alumnas comprueban que su confianza está creciendo. Se ven capaces de expresarse en un tercer idioma y ven que su esfuerzo merece la pena. En un futuro muy cercano, comprobarán que no les resultará muy difícil adaptarse a situaciones inesperadas o resolver problemas con creatividad. Las habilidades lingüísticas que están adquiriendo serán la clave para vivir, estudiar y trabajar en otros países.
Por todo ello, me parece apasionante aprender idiomas. Abrirá puertas, sin duda, pero además, les ayudará a crecer en seguridad, confianza y optimismo, un viaje emocionante que no tiene fin.
María del Olmo,
Profesoras de Francés e Inglés en el Colegio Orvalle.