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Así vivimos nuestro viaje a Roma
El pasado domingo 12 de junio, la promoción XL del Colegio Orvalle viajó a Roma como colofón de su etapa escolar. Lucia Miquel, alumni de dicha promoción, nos cuenta cómo ha sido la experiencia en la que han podido incluso saludar al papa Francisco.
Así comenzó la aventura
Comenzamos nuestra visita cultural alrededor de las 12h del domingo, coincidiendo con el final del rezo del ángelus del papa desde su ventana en la Plaza de San Pedro, donde también pudimos admirar la belleza de la basílica, de la cúpula y de la propia plaza.
Comimos pronto, siguiendo el horario europeo, para poder estar a la hora convenida de nuevo en la Plaza. Y ahí, comenzar nuestra inmersión cultural en la ruta turística del día, visitando los enclaves esenciales de la historia de Roma: vinculados unos a los inicios del mundo grecolatino, otros al nacimiento del cristianismo y otros al Renacimiento. Pero todos con el denominador común de la belleza.
Entrada la tarde, llegamos al hotel a instalarnos definitivamente y Don Carlos nos celebró Misa. Después, la deliciosa cena. Resumen: día espectacular, como todos los que siguieron.
Empapándonos de la ciudad eterna
El lunes fue cuando de veras comenzó la intensidad de visitar y patear la ciudad. De empaparnos de su multiculturalidad, de su historia, de su pasado, de su presente, de la fe, del arte puesto al servicio de esta, de las historias de los santos y los emperadores y, en definitiva, de la eternidad que impregna esta ciudad.
No todo fue Roma
Y así pasaron y fueron todos los emocionantes días. Pero no todo fue Roma. También fue Orvalle. Fue familia. Fue promoción 40. Fue amistad entre todas, con todas, para todas y de parte de todas. Las que se llevan el premio en esto son, desde luego, las profesoras: Mónica, Mercedes, Conchita y María. Este grupo fue el alma de la diversión.
Nos reímos como nunca, charlamos como si no hubiera un mañana y disfrutamos de todas cómo no habríamos podido imaginar.
El viaje también fue Orvalle
El viaje fue Orvalle también, porque fue cristianismo. Fue ver al Papa, acercarnos a él, saludarle, entregarle un banderín y una carta donde le pedíamos también que rezase por el colegio. Inexpresable impresión y vivencia. Lo mismo que ver a Don Fernando Ocáriz, prelado del Opus Dei, y tener una pequeña reunión con él. Impresionante. Agradecimiento infinito por la oportunidad. Verdadera contemplación de la bondad y la verdad.
El viaje también y por supuesto, fue diversión
Por último, y no menos importante, el viaje fue diversión con la comida italiana, con los italianos que nos encontrábamos por las calles en las que cantábamos y bailábamos, delatando nuestra nacionalidad española, marchosa y disfrutona.
Fue cantar y bailar allá por donde íbamos, dejando alegría por cada rincón, hasta en el aeropuerto de Roma, donde nos aplaudían por irradiarla mientras cantábamos unidas.
Somos la promoción de la alegría
Porque, como nos han definido más de una vez, somos la promoción de la alegría. Y lo somos porque la compartimos. Ahí reside el misterio. En compartirla. Porque cuando la alegría se multiplica, la felicidad crece. Y la persona se siente en casa, plena, completa y segura.
Y eso es lo que ha sido Roma. Casa. Gracias a Orvalle. Roma ha sido todo. Como Orvalle ha sido todo durante tantos años. La verdad es que no podía no ser así. Porque casa; todo, nunca se pierde.
Gracias Roma. Gracias Orvalle. Gracias promoción 40. Siempre seremos casa. Siempre seremos Orvalle.
Artículo escrito por Lucia Miquel, alumni de la promoción XL.