El engranaje perfecto
Más allá de las aulas, de profesores y alumnos, de material escolar y de planes de estudio, detrás de un colegio hay un equipo cuya labor repercute muy directamente en el buen desarrollo de las tareas académicas. A priori, nadie diría que su trabajo es uno de los motivos por los que las familias eligen una escuela u otra, sin embargo, el éxito del proyecto educativo depende en gran medida de ellos. ¿Quieres conocerles?
Antonio tiene en sus manos una misión compleja. De esas que si vinieran en una grabación se autodestruirían en 5, 4, 3... El suyo es sólo uno de los catorce servicios de ruta que ofrecemos en Orvalle, pero tiene la particularidad de que comienza y acaba su andadura en la calle Ibiza.
Atravesar cada día, en hora punta, una ciudad de más de seis millones de habitantes no es ninguna tontería... “Conducir en Madrid e ir con niños pequeños no es fácil. Para ellos, el colegio empieza cuando se suben al autobús y, en el caso de la ruta 2, es una hora antes que el resto, por eso es muy importante que todo salga bien y que seamos puntuales”, explica Mª Carmen MacDonald, que lleva más de 20 años a la cabeza de este servicio.
Pero llegar bien no es lo único porque, como en todas las cosas de la vida, el modo de recorrer el camino también importa. “La ruta es una oportunidad de seguir educando. Aquí somos un equipo y todo suma: saludar al conductor, ponerse el cinturón, estar pendiente de los pequeños cuando suben y bajan, cuidar entre todos el autobús… Por ejemplo, ahora estamos en una “campaña de no bellotas”, ¿verdad?”, afirma divertida Mª Carmen buscando la complicidad de Antonio.
Puntualidad suiza
El trabajo del personal no docente -rutas, comedor, limpieza, mantenimiento…- es lo más parecido a la maquinaria de un reloj suizo. Quizás algunas piezas pueden parecer pequeñas, incluso insignificantes, pero son fundamentales para la exactitud de la hora.
Y si no que se lo digan al personal de cocina, el lugar donde cada tarea está marcada por un exigente minutaje. A la cabeza del equipo está Charo: “Cada día elaboramos unas mil comidas. Empezamos preparando las de personas con intolerancias alimenticias, por ejemplo los celiacos, para que los alimentos no se contaminen con harina de trigo. Y luego ya el resto”.
Paloma es la especialista en alergias. Junto a ella se amontonan cada mañana varias docenas de bandejas de colores: rojas para celíacos y azules para frutos secos, huevo o lactosa. Ella conoce al destinatario de cada una y lo que le sienta mejor: Paula, Rocío, Carlos...
Entre fogones van recibiendo el pedido de alimentos del día, Carmen prepara las ensaladas y Marta y Reme colocan el comedor de los de Infantil, que almuerzan los primeros, a las 12. Sus pequeños clientes todavía no distinguen bien para qué sirve cada cubierto, ni echan de menos la servilleta o el pan si no están en la bandeja, por eso es especialmente importante no olvidarse de nada.
Todo a punto
Para que el tic-tac de Orvalle no pierda su ritmo, todos los elementos materiales tienen que funcionar en perfectas condiciones, y de eso se encarga el equipo de mantenimiento, formado por Juan Pedro y Carlos.
Ellos encienden y apagan luces, abren y cierran puertas, regulan la temperatura, cuidan el jardín y arreglan todo tipo de desperfectos. “Las instalaciones han mejorado mucho en los últimos cursos. Sin embargo, el edificio central tiene más de 40 años y eso se nota, pero se trabaja constantemente para ir poniéndolo a punto poco a poco”, explica Juan Pedro.
“Este colegio tiene un nivel -continúa Carlos- y la gente que entra tiene que estar a gusto. Para mí es muy importante la imagen que se llevan todos los que vienen al entrar. Aunque a veces las condiciones climatológicas son adversas y no me ayudan, dentro de lo que puedo intento que todo esté perfecto”
Implicarse mucho, trabajar con ganas y sentirse parte del proyecto. Estas son las claves de un engranaje perfecto, y en el siguiente video podrás comprobarlas con tus propios ojos: