La importancia del movimiento en niños
Publicado en Ser Padres
Durante los dos primeros de vida el niño “piensa haciendo cosas”. Es decir, el niño es un ser que actúa. Lo que percibe de los demás y de sí mismo son las acciones y los resultados de las mismas. A través de sus movimientos explora y comprende el entorno.
Por ellos, el movimiento es de gran importancia en el crecimiento saludable y es un factor clave para el desarrollo general de los niños. Por medio del movimiento, los niños desarrollan su capacidad para pensar y su comunicación al interactuar con el mundo. Este movimiento también promueve la confianza en sí mismos y con ello mayor autoestima. Los pequeños usan su cuerpo para comunicarse y resolver problemas. Y, lo más importante, a través del movimiento tendrá un vínculo más estrecho con el adulto.
La actividad física de todo tipo estimula el desarrollo del niño pequeño de varias maneras:
- Desarrollo intelectual: la actividad física estimula la conexión entre mente y cuerpo. Los niños aumentan su capacidad de resolver problemas al intentar realizar diversos actos como, trepar, ponerse debajo o pasar a través de algún objeto. El movimiento también es esencial para ayudar al niño a poner sus ideas en acción y así lograr un objetivo
- Desarrollo físico: el movimiento, el baile y el juego activo pueden ayudar al niño a adquirir un mejor concepto del mundo físico y un mayor interés en este.
- Formación de relaciones sólidas: el movimiento es un medio esencial de comunicación y una de las primeras formas en el que el niño expresa sus pensamientos y cómo se siente. Es una manera importante de conectarnos con otras personas.
- Confianza en sí mismo: Los niveles de actividad varían mucho de un niño pequeño a otro. Algunos gatean y caminan temprano; otros lo hacen mucho después, prefiriendo explorar con los ojos y las manos en lugar de hacerlo con el cuerpo. Es importante entender y respetar la habilidad y el interés del niño en el movimiento.
Cómo podemos ayudar los padres
Han de pasar algunos años hasta que el niño desarrolle la capacidad lingüística que le permita planificar, organizar y analizar sus acciones. Mientras tanto, conviene que los adultos les facilitemos las cosas.
No se trata de saturarles, pero si posibilitarles la libertad de movimientos suficientes para que vayan adquiriendo fuerza y control en sus músculos de forma que puedan explorar, gatear, dar sus primeros pasos, correr, saltar, modelar, dibujar, construir, etc.
Una buena manera de estimular la confianza del pequeño es ayudándolo a darse cuenta de cómo hacer algo en lugar de hacerlo por él (dejar de lado la sobreprotección); por ejemplo, dándole un impulso para que se suba al sofá, y no levantándolo. Con cada nuevo logro físico aumenta el sentido de dominio del niño y le da confianza en sí mismo que necesita para hacer frente a retos más complejos.
Para dominar el movimiento hay que moverse. Esto posibilita al niño relacionarse con el entorno y desarrollar sus habilidades psicomotoras hasta llegar a su máxima capacidad.
El juego libre como contexto para interpretar señales
El juego es una actividad instintiva e imprescindible en el desarrollo de los pequeños. Es el modo que tienen los niños de explorar y aprender sobre el mundo, la vida, los demás y uno mismo.
Gracias al juego podemos ver la evolución psicomotora e intelectual del niño. Cómo va consolidando sus destrezas físicas, desde el primer juego sensorio-motor caracterizado por chupar, golpear, apilar, tirar… Hasta los juegos de reglas en los que han de realizar determinadas acciones y evitar otras.