Encuentran en los profesores -también en otros padres-, la orientación y el estímulo que necesitan en la misión de educar a sus hijos. En Orvalle, los padres pueden ser protagonistas de la educación de sus hijos, contar con la ayuda de auténticos profesionales de la educación y confiar en que sus hijos crezcan en un entorno de aprendizaje. La Escuela de Padres de Orvalle ofrece la ayuda que las familias necesitan para afrontar los retos que se presentan en cada momento.
Enseñar una materia con profesionalidad no es suficiente para un profesor. Hace falta ser maestro: contagiar pasión por aprender, ser un referente, inspirar. Se puede decir que una de las señas de identidad de Orvalle es la valía y entrega de sus profesores. Además, algunos de los profesores de Orvalle completan la labor educativa con el asesoramiento a través de la preceptuación, que enriquece su misión como educadores.
Aprenden muchas disciplinas y con profundidad, pero sobre todo aprenden a aprender y aprenden a ser persona. Así están preparados para los desafíos que encontrarán en la Universidad, en su trabajo y en su vida personal. A lo largo de su itinerario en el colegio, los alumnos adquieren competencias y conocimientos imprescindibles para su futuro -idiomas, oratoria, educación artística, investigación- a la vez que van creciendo en madurez y adquiriendo virtudes humanas y cristianas que les permitirá convertirse en líderes.
La historia y los años de trabajo presentan oportunidades para equivocarse y rectificar el rumbo; oportunidades de acertar y afianzar conocimientos; tiempo para acumular una sabiduría que pervive en los proyectos docentes propios -como en INDICUS y CYGNUS-, en los equipos docentes, en las juntas de evaluación o en los protocolos de actuación. La experiencia no se improvisa ni se compra; pero muchos podemos aprovecharnos ese “saber hacer” sumándonos al proyecto.
Los profesores senior son expertos que saben verificar las nuevas metodologías y, a la vez, los profesores nuevos aportan al colegio la creatividad necesaria para renovar los métodos de enseñanza.
El secreto de Orvalle es haber conseguido un equipo imbatible: padres y profesores trabajando en sintonía. Las cosas grandes no se hacen de un día para otro y por eso hoy, que vemos al colegio crecer y actualizar sus instalaciones, damos las gracias a todas las personas que, durante todos estos años, habéis ido construyendo -ladrillo a ladrillo- el colegio con el que soñaron unos padres en 1978.
El grupo de padres, que en 1978 puso en marcha Orvalle, buscaba formar un colegio femenino que fuera una prolongación de la tarea educativa de la familia según el tono y el estilo del humanismo cristiano. Los padres son los principales responsables de la educación de sus hijos y el colegio asume el compromiso de colaborar con esa tarea.
Enseñar una materia con profesionalidad no es suficiente para un profesor. Hace falta ser maestro: contagiar pasión por aprender, ser un referente, inspirar. Además, algunos de los profesores de Orvalle completan la labor educativa con el asesoramiento a través de la preceptuación, que enriquece su misión como educadores.
A los que acompañamos en todo su proceso madurativo, con proyectos educativos pensados especialmente para cada etapa, así como una formación 360º única.
Vivir con libertad y sentirse libre no es tan sencillo como parece. Es una meta que hay que pelear un día y otro. Requiere pasión, valentía, compromiso, esfuerzo.